El ayurveda es la “medicina natural más antigua del mundo”, explica la herbalista Jennifer García Matthews, mejor conocida como “Jeyma Tulasi” o ‘madre de las Tulsi’.
La medicina ayurvédica es un sistema de sanación tradicional de la India. Establece que la salud y el bienestar son resultado de cultivar la unión y el balance entre el cuerpo, la mente y el espíritu.
Jeyma vio los recursos necesarios para una ayurveda puertorriqueña “alrededor de la Isla, en todas estas plantas que se aprecian tanto en ayurveda”. También lo reconoció en sus abuelas: “Mis abuelas practicaban permacultura y ayurveda sin saber el nombre o la práctica como tal; tenían sus propios conucos, huertos caseros, sus animales en general, gallinas y me criaban —mi mamá trabajaba— y me lo iban ‘sembrando’…”.
“Luego me fui a estudiar, pero lo tenía bien por dentro. Quería llevarlo a otro nivel, no solo para autosustento, sino para producción de la Isla, la comunidad, la región”.
Hace ocho años, Jeyma y su padre lograron que la Autoridad de Tierras les arrendara esta finca en el Barrio Pajuil, de Hatillo, que estaba abandonada. A partir de entonces, han ido retomando paso a paso cada espacio de la finca. Su enfoque ha sido “recrear el ecosistema, no solo lo que ya había naturalmente, sino también introducir plantas que podían ir con el clima, la región, crear ecosistemas simbióticos”.
Usan la permacultura, que es una “agricultura permanente”. La idea es que “estemos en constante comunión con lo que el ambiente está proveyendo”. Un ejemplo es comer “lo que está en temporada en ese momento, que está ahí porque es lo que el cuerpo necesita en ese instante para estar en balance total y con el ambiente”.
Hoy por hoy, Finca Pajuil ofrece tres tipos de productos: las tinturas, el ayurdobo y el vinagre. Además, ofrecen diversas experiencias. Y, sí, tienen árboles de pajuil (“cashews”) y piensan sembrar más, pues es un superalimento.
“Con la salida del sol, estamos de pie, pero la meditación va primero, para tener ese balance al salir. De eso se trata, de observar todo lo que está pasando específicamente”.
Por esa sintonía con la naturaleza, las siembras, las cosechas y las podas se hacen de acuerdo con la luna. “Algunos agricultores no lo hacen, yo de seguro lo sigo porque he visto la diferencia en todo, la calidad. Es un proceso con mucha energía sanadora”.
“Las semillas las escogemos orgánicas, ecológicas, en toda su potencia. Calidad sobre cantidad. Queremos que lo que tengamos sea de tremenda calidad, para que nos brinde esa nutrición específica medicinal. Todo lo procesamos con mucho amor y devoción”.
Las tinturas “son extractos ayurriqueños hechos con plantas que crecen aquí en Borikén”.
Todas las tinturas que prepara Jeyma ofrecen impresionantes beneficios. La Tulsi contiene la hierba del mismo nombre, que es “la reina de las hierbas: ella lo puede todo en términos de sistema inmunológico, antiviral, purifica el sistema y también espiritualmente provee apoyo”. El Neem “es el árbol farmacia para todo lo que puedas imaginar: depura la sangre, desintoxica el sistema y la piel se ve mucho más rejuvenecida”. La Moringa “es el árbol de la vida, también es anticancer y limpia todos los sistemas”.
Añade Jeyma que las tinturas “se pueden mezclar una con la otra, se trata de que estas plantas se apoyen y creen estabilidad, para sentirse super bien”.
“El ingrediente principal del ayurdobo es la cúrcuma, que es una de las plantas que más crecemos aquí”.
La cultivan, la secan (al sol o en deshidratadores) y luego la pulverizan. Después “se usa sal de mar de Puerto Rico, que son minerales que necesitamos de aquí. La pimienta negra crece en enredadera, tenemos un arbolito de canela, el comino lo estamos retomando, pero todas estas cosas crecen aquí”.
“Es un adobo sin preservativos, no tiene ajo ni cebolla. Eliminarlos ayuda a estar balanceado”.
Las compostas generan la tierra fértil que usan para sembrar en Finca Pajuil.
Las hierbas que le añaden al vinagre “han sido crecidas con la mejor composta. Solo se deja lo perfecto de esa hierba, se limpia, se seca y se le hace la extracción con el proceso del vinagre”.
“El vinagre infusionado extrae la medicina y nutrientes de la planta. Ese es el proceso más botánico. El gengibre es bueno picarlo en cantitos chiquitos para que suelte todo. El limoncillo va soltando con el tiempo, le va dando el sabor y soltando la propiedad. Cada elemento tiene su enfoque, su magia y su propósito. Usamos también cúrcuma, moringa, depende de la necesidad de la persona”.
En Finca Pajuil no solo tienen productos, sino experiencias también. “Educamos mucho, tenemos experiencias, talleres y en estos momentos son individualizados, con alojamiento”.
Los visitantes pueden tener “una experiencia culinaria ayurvédica, alojarse, o un taller de cocina con todo hecho con cosas de aquí en temporada, o una clase de herbalismo. Vamos por la finca recolectando hierbas, para saber cómo se usan, sus propiedades y ver los productos que más les favorezcan. Hay de todo para todas las necesidades”.
Lo que inspira a esta herbalista es “la sanación de Borikén. No solamente de las personas, sino del ecosistema, para retomar toda la bella riqueza que nos provee esta Isla. Que las personas tomen la salud en sus propias manos a través de todo lo que produce este país”.
Con boricuas como Jeyma y proyectos como Finca Pajuil, así lo haremos.