“El hijo mío me decía: papi, pero a ti todo el mundo te quiere. Yo decía: bueno, eso es lo que yo he cultivado en 20, 25 años”.
Eso nos cuenta Froilán Ávila, padre –retirado, pero encargado de producción de Finca El Girasol– de su hijo, Froilán Ávila, que es el dueño.
Y es que Froilán padre, que nos recibe en esta finca del barrio Bélgica de Guánica, es agricultor de corazón. Le fascinaba la naturaleza desde niño y luego estudió Agricultura en la UPR de Mayagüez. Tuvo un par de empleos que no lo llenaban del todo, pero cuando empezó un trabajo relacionado con la agricultura: “desde ese primer día, para mí nunca fue trabajar”.
Entonces asesoraba a pequeños agricultores. Se involucraba tanto con cada caso que “sentía una especie de locura, que todas las fincas eran mías. Así hice muchos amigos”. El resultado fue que “cuando empecé aquí, todos me llamaban: ‘escuché que empezaste de nuevo, lo que necesites, si necesitas máquinas, te las voy a enviar’”.
Ante tales lazos de amistad, no debe de sorprendernos la fecha de fundación de Finca El Girasol: el día de San Valentín de 2012.
La idea original del cultivo de girasoles vino de un israelita que estuvo en Puerto Rico en los años 1970. Froilán se entrenó con él en temas forestales, y el israelita le dijo al retirarse: “Mira, es buen negocio, si quieres prueba, que es buen negocio”.
“En esos días, el hijo mío vino de Florida y me dijo que quería empezar con algo. Le dije: ‘bueno, está esto, pero tú tienes que hacerlo todo’”.
Y se lanzaron al proyecto: “Empezamos con una ‘callecita’ de 50 pies. La idea era vender 100 flores semanales. Así fue al principio los primeros meses. Pero entonces él empezó a estudiar y allí conoció a uno de una funeraria, otra floristería y empezó a entregar flores. Se empezó a despertar ese mercado”.
Las flores
Los girasoles tardan 60 días, aunque el tiempo varía según la variedad. En Finca El Girasol cultivan los originales, de color amarillo intenso, y los bicolores, que combinan rojo ciruela con amarillo. Además, hay uno color limón y uno que es casi blanco. Nos dice Froilán que “se siembran juntas, porque se usa la semilla pura”.
Froilán en el rancho, entre girasoles amarillos y bicolores.
El desarrollo
El negocio necesitaba crecer. “Para ese tiempo, la tierra me la prestaban amigos míos. ‘Coge esa esquinita, úsala, puedes por allá’. Entonces me llamó un amigo mío y me dijo: mira, esta finca está disponible”.
“Y ahí empezamos hacer siembras más grandes, hice un préstamo para comprar tractores, almacén, después se hizo este ranchito y así”.
“Actualmente cultivamos más o menos 10 acres de flores en un proceso contínuo y escalonado, para que siempre podamos tener. Sembramos como media acre semanal. Ahora hay como 150 calles de mil pies”.
La explosión
En Santa Isabel, Froilán hijo vendía las flores en la calle. Se ubicaba estratégicamente para esperar a que salieran las parejas del cine. Cuando se mudaron a Guánica, vendía en la carretera a la gente que iba para Boquerón y La Parguera.
Pero “la gente nos preguntaba: ¿dónde es la siembra? ¿puedo ir a verla? Y esa era una pregunta constante, constante. Dijimos: bueno, si todo el mundo quiere verla, vamos a abrir la finca oficialmente”.
“Vino la Burbu para el Canal 4, que era para el ‘opening’ del show del mediodía, y vino Discover PR, programas de turismo, reportajes y más reportajes”.
Un día una muchacha se tomó una foto y le pidió a Froilán su dirección de Instagram, pero él no tenía cuenta. Ella dijo: ‘dame acá el teléfono’, me hizo una cuenta y mandó la foto @fincaelgirasol bla bla bla. Eso fue como a las 12. A las 5 de la tarde tenía como 1,000 seguidores. También un día hice un Facebook en vivo demostrando que pueden venir que hay muchas flores. El sábado por la noche tenía 30,000, y seguían las burbujitas esas [me gusta, corazones] entrando y yo: wow…”.
El tiempo en sanvalentines
Froilán mide el tiempo por los sanvalentines. Después de los temblores de enero 2019, “vino San Valentín, teníamos la siembrita de San Valentín, las ventas medias aguantaditas, pero parecía que había vida y de momento viene la pandemia, tácata, justo después de San Valentín”.
En ese momento Froilán hijo decidió que siguieran, aunque fuera sembrando poquito. “Oye, y le salió, porque vino la presión económica, pero empezaron a venderse flores. Empezaron a llamar floristerías, y así empezó la demanda. Ya como en las madres, la gobernadora liberó un poco la presión del cierre y teníamos flores”.
“Después vino el huracán Isaías y nos volvió a borrar en cero, porque aquí sopló bien duro. Empezamos a hacer siembras bien programadas tratando de salir para Thanksgiving, que siempre la gente se da su paseíto… Las floristerías empezaron a moverse un poquito más, lamentablemente por los muertos”.
“Pasamos la Navidad, que fue bastante buena, y estamos en San Valentín de nuevo.”
Sin duda un gran regalo para San Valentín: ¡un girasol gigante!
Su invitación
“Nuestro objetivo es promover el área suroeste, no es solamente que vengan a ver esta finca. Es que vengan y salgan y se coman una empanadilla en el malecón. Yo no quiero aquí festivales, quiero que el que entre por el portón entre a una finca”.
De acuerdo, Froilán, ¡nos vemos en Finca El Girasol!
Froilán mira satisfecho su finca de girasoles.