¿Qué hace Windmar, la reconocida empresa puertorriqueña de placas solares, en este blog de productores agrícolas?
Luis González, miembro de la familia dueña de Windmar —y encargado de Research and Development—, nos explica cómo comenzó todo.
“Las oficinas de Windmar están en una tierra que se llama GS3, González Serrallés 3 Hermanos, los tres dueños de la finca. Compré esta finca y me puse a explorar y catalogué dónde estaban los palos de aguacate, las jacas, fui haciendo un huerto y había gallinas y ovejas”.
¿Ovejas? Sí, ovejas. “Hice un experimento de ovejas para ver qué oveja era mejor para comerse la grama debajo de las placas solares. Tenemos parques solares gigantes y poner a un tipo con un ‘trimmer’ para darle debajo de las placas es un ‘hassle’ violento. Las vacas son muy grandes y las cabras se comen los cables, so básicamente era encontrar diferentes variedades de ovejas”.
Pero nos desviamos del tema, porque queríamos hablar de cómo esta empresa de energía renovable, fundada en 2002, empezó a ser productora agrícola también. (Aunque no nos debe sorprender su capacidad de innovar; inicialmente se dedicaban a los molinos en el mar, de ahí el nombre: Windmar).
La clave de la historia está en Herbert Zalduondo Cruz. Herbert se muda a Puerto Rico, después de trabajar en el jardín botánico de San Antonio, Texas. “Con las referencias que tenía, se nos ocurrió que sembrara varias terrazas en esta finca”, explica Luis.
“Se le da carte blanche para experimentar y ver qué cosas funcionan mejor en este suelo, humedad y clima. Poco a poco fue haciendo el almuerzo de nosotros todos los días. Inicialmente la idea era producir suficiente lechuga para nosotros y los empleados. Eventualmente, fue sembrando más y más. Llegó un momento donde había muchos más tomates y lechugas de los que podíamos comer”.
En ese momento, establecieron un jardín orgánico que produce suficiente para venderle a PRoduce. “Y te digo algo, cuando te digo orgánico, es 100% orgánico”, recalca Luis.
Herbert está a cargo de esta finca de 7 acres, ubicada en el campo detrás de la avenida Los Filtros en Guaynabo. “Hay áreas que están limpiando y aún no están utilizándose para cosechar. En estos momentos hay alrededor de 3 acres que se utilizan para la cosecha actual”.
“Las semillas las crecemos dentro del ‘greenhouse’ y una vez crecen bastante, las cambiamos a tiestos, y de ahí las pasamos a la tierra. Pero también tenemos un sistema diferente que trabajamos con la semilla directo en la finca, en la misma tierra. Un ejemplo bueno para sembrar desde semilla en tierra sería kale, la zanahoria, los tubérculos, y los rábanos”.
“He escuchado de muchos agricultores que no pueden mantener grandes áreas orgánicamente. Yo quiero demostrar que eso no es así. Yo llevo manteniendo grandes áreas hace años con productos naturales. Ese es uno de los legados que puedo dejar aquí eventualmente”, afirma Herbert.
“Si hay muchas larvas en las plantas, se echa un poco de jabón con agua, nada tóxico. La composta que usamos es borra de café, yo mismo hago mi composta”.
¿Y las plagas? “Depende del insecto que sea, y hay que trabajarlo antes con anticipación. Un ejemplo es el aceite de neem: es bueno echarlo cuando está comenzando el verano porque muchas larvas dejan huevitos en las plantas. Al tú establecer un sistema de insecticida natural, ni siquiera se acercan. Pero si las dejas, es más difícil tratarlas, hay que tratarlas a tiempo”.
En el peor de los casos, “los sacamos a mano. A veces yo, si veo que hay larvas, pues a mano, pero hay muchas formas naturales de cómo trabajar la agricultura”.
Herbert tiene algunos experimentos en curso: “Estamos tratando de implementar mejores pesticidas a base de albahaca, ají, orégano brujo, de ají picante y de ajo”.
Como si quedara alguna duda, Herbert expresa que la agricultura es su inspiración: “Es lo que me gusta. Es un trabajo digno y valioso y un conocimiento que no se debe perder. Es lo que me enseñaron mis padres y mis abuelos. Llevo haciendo esto desde que era bien joven, desde los 10 a 15 años. Además, creo que mi tierra, Puerto Rico, se presta para ella. Y para mí es un modo de vida también. Yo también crezco vegetales para mi supervivencia, para mí”.
Adelante, Windmar, con este nuevo proyecto de autosuficiencia. ¡Con Herbert están en buenas manos!