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    La primera vez que probé un jobo, lo mordí con la fuerza y confianza que se muerde a una manzana. El que ha probado un jobo anteriormente entenderá mi gran error. El jobo es una fruta muy deliciosa, su sabor es floral y algo cítrico. Su cáscara es suave y su pulpa es jugosa; sin embargo, no lleva tanta carne en su pulpa y en el centro se encuentra una semilla que cubre un 75% de la fruta. Esta semilla no es típica, no es una semilla lisa, por el contrario tiene unas protuberancias filosas. Se podrán imaginar entonces qué ese día le hice daño a mis encías y al paladar y que desde entonces como jobo con precaución.

    El jobo aunque no se debe de morder con confianza, sí se debe comer con seguridad. Esta fruta cuenta con potasio, magnesio, fósforo y cobre en cantidades más altas que muchas otras frutas. El contenido de estos minerales depende de la calidad del suelo donde fue sembrada la planta, pero varían entre 4 y 8% de las necesidades diarias. Su color anaranjado también da luz de su alto contenido de carotenoides.  Éstos son compuestos precursores de la vitamina A. De hecho 100 gramos de la pulpa de jobos nos ayuda a cumplir con un 37.2% de las necesidades diarias de la vitamina A. Los carotenoides también fungen como antioxidantes, los que ayudan a aliviar el estrés oxidativo. 

    Jobos
    Varios jobos enteros y vista de unos picados.

    Los carotenoides no son las únicas fuentes de antioxidantes con los que cuenta el jobo. El jobo también cuenta con flavonoides y ácidos fenólicos. Éstos son compuestos no esenciales que cumplen un rol antioxidante en el cuerpo. Los antioxidantes presentes en los alimentos de fuente vegetal han sido estudiados por su papel en la protección de diversas enfermedades como ciertos tipos de cáncer, enfermedad cardiovascular y la degeneración macular relacionada a la edad. 

    El jobo, en particular, cuenta con una capacidad antioxidativa mayor que la de la guayaba, la ciruela y las fresas y es por esto que ha sido de gran interés de estudio. Se han hecho estudios con relación a la capacidad protectora del hígado, a la capacidad de renovación del sistema cardíaco después de la exposición al tabaco e inclusive en la regeneración de tejidos en úlceras gástricas. Los resultados de estos estudios han sido alentadores, sin embargo todos se han hecho en ratas y no humanos. Seguramente estos datos abren puertas a futuros estudios y podré contarles con claridad si efectivamente en Puerto Rico crecemos una fruta milagrosa.

    Al momento, disfruta del jobo a sabiendas de que definitivamente es una fruta de alto valor nutricional. El jobo, además de comerse por sí solo, puede ser preparado en forma de jugo, o en mermeladas. En México inclusive preparan un encurtido de jobo cuando la fruta aún está verde. Quédese en su casa comiendo jobos, que seguro le hace más bien que mal. Claro está siempre y cuando no lo muerdas. 

    Gabriela Tirado Acerca del autor

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