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    Francisco Arroyo tiene un perfil peculiar, de verlo uno lo pensaría quizás reservado, hasta tímido, pero al escuchar la primera palabra que sale de sus labios, te percatas de que estás frente a un agricultor dedicado, sin pelos en la lengua, y que, él y su esposa, quienes fundaron KyV del Caribe en Adjuntas, son un buen ejemplo de lo que hace singular a nuestros productores: su tenacidad.

    Francisco y Vivian Bayona componen Kiko y Vivián del Caribe, (o, por sus siglas, KyV del Caribe), productores de brócoli, zanahoria, repollo verde y lila. Los clientes y suscriptores de PRoduce han podido deleitarse de sus productos y ellos han encontrado lo que carecen muchos de los que cultivan nuestra tierra: liquidez.

     

    “Con PRoduce! Es bueno porque le vendo y me ayuda en mi flujo de capital, en mi flujo de cash. Por eso es que yo busco ese tipo de colaboraciones”, nos confesó Francisco durante la visita que le hicimos.

    De eso se trata nuestro PRoduce, de unir a los consumidores con productores locales que ofrezcan alimentos saludables, y de calidad. Y, que a cambio de esto, tengan garantizada la venta de sus cosechas.

    tomates recogidos en un cubo
    Tomates acabados de recoger

    La relocalización como "deber"

    Francisco Arroyo creció en una vaquería. Y, a pesar de querer seguir el ejemplo que le habían dado sus tres tíos en la producción de productos lácteos en grandes cantidades, el alto costo de esta práctica fue demasiado. Por esto, de 1999 al 2003, junto a Vivian, Francisco comenzó la venta de leche, queso, y jabones de leche de cabra. Un tiempo después, decidieron probar suerte en Estados Unidos.

     

    Una vez relocalizados, hicieron lo necesario para sostenerse. Pero, en medio de la caída de la economía estadounidense del 2008, comenzaron a ver en la inversión en actividad agrícola un posible y más seguro sustento. Ahora, 10 años después de tomar esa decisión, no han mirado atrás. A pesar de que el camino no ha sido fácil, el trabajo es 24/7, y muchas veces solo pueden salir cuando “hay que entregar producto”, como dicen en inglés, they wouldn’t have it any other way.

    Durante 12 años, y después de criar cabras en Camuy, manejaron KyC Farms en Jacksonville, Florida. ¿Cómo? A través de lo que se conoce como Agricultura Apoyada por la Comunidad, o CSA, por sus siglas en inglés.

    Agricultora recogiendo acelgas en el cultivo
    Cultivando acelgas

    ¿Qué son los CSA?

    Los CSA consisten en una comunidad de individuos que se comprometen a apoyar una operación de granja para que las tierras de cultivo se conviertan en la granja de la comunidad. En estas, los productores y consumidores se apoyen mutuamente y comparten los riesgos y beneficios de la producción de alimentos.

    En un modelo tradicional de CSA, los miembros compran una parte de la producción antes de cada temporada de crecimiento. Entonces así, el agricultor recibe capital de trabajo por adelantado, gana seguridad financiera, gana mejores precios de los cultivos y se beneficia del plan de mercadeo directo.

    En Florida, en lugar de continuar con ganado, Francisco y Vivian decidieron probar con vegetales. Gracias al apoyo del Programa para Fincas Pequeñas de la Universidad de Florida; después de errores, retos, y mucha lectura, definieron qué tipo de operación manejarían.

     

    Ellos y sus tres hijos decidieron proveer alimento a más de 300 familias a través de un CSA donde “la gente pagaba la cosecha seis meses antes”. Esto les permitió producir y entregar unos 12 productos.

    Esfuerzo y puro sacrificio, en la patria

    Pero, después de l huracán María, el llamado de su patria, y su deseo de “bajar la carga”, pudieron más que un negocio exitoso en “la Florida”. Francisco y Vivian volvieron a Puerto Rico y comenzaron la búsqueda de un espacio fértil que diera producto de calidad al país que importa un 85% de lo que come.

     

    “Llevamos año y pico desarrollando esto junto a algunos trabajos de construcción, para diversificar el income”, nos siguió contando Francisco. “Mucha gente cree que este negocio de la agricultura es de un azada y un paquete de semillas. Pero no, este negocio es de capital”, añadió. Y es que los gastos a los cuales se enfrenta alguien con una producción agrícola en Puerto Rico varían entre los empleados, , el combustible, equipo, seguros, seguros agrícola, entre otras cosas.

     

    “Una cosecha no vendida, puede implicar que un agricultor no pueda sembrar más”, nos dijo Francisco con tono sobrio.

    Los retos que enfrentan nuestros productores son muchos. Entre estos, la burocracia en la diligenciación de certificaciones, especialmente en la producción orgánica local.

     

    “En PR hay una longaniza de vallas que en Florida no había. Éramos exentos”, comentó con frustración Francisco. “Se pagaba por la certificación orgánica; iban, te inspeccionaban y ya”, añadió Vivian. “Ahora mismo estamos tratando de hacer el papeleo (para la certificación orgánica) y ahí hay una hoja de cotejo que tiene 39 páginas...para poder vender vegetales”, expresó Francisco mientras señalaba la pila de papeles. “Una lista de documentos que hay que buscar en diferentes agencias de gobierno”, añadió Vivian con incredulidad, dado a que el trabajo que realizan les imposibilita sacar tanto tiempo para tantas gestiones gubernamentales.

     

    Pero, con todo y eso, el trabajo se hace y continúan poniendo productos de calidad en la mesa de docenas de familias. Ahora, en la Isla.

     

    Ahora bien, ¿por qué escogieron asentarse en Adjuntas?

    “En todo Puerto Rico, hay dos o tres secciones de tierra que tienen buena temperatura: Adjuntas, partes de Ciales, partes de Utuado [...] Tú puedes comprar el terreno, pero la temperatura no. Las temperaturas moderadas de aquí hacen que uno pueda trabajar mucha cantidad de producto”, compartió Francisco. Aunque enfrentan los mismos retos que en el “llano”, se aseguraron de que KyV del Caribe operara desde donde le pudieran garantizar flujo de producto a su clientela.

    Kale plantado en hileras
    Kale plantado en hileras

    Que nos depara el futuro

    “En Puerto Rico hay menos productores grandes de lo que creemos. [...] La falta de capital provoca que una persona que viva por aquí (en Adjuntas) quiera vender el producto hoy y cobrarlo hoy. No tienen para esperar a enviar el producto a San Juan y esperar 30 días para que le paguen más por el producto. No tienen esa liquidez”, sentenció Francisco, para luego añadir, que considera que la clave está en la unión de los agricultores y la colaboración con servicios como PRoduce!.

     

    “Allá lo logramos porque yo soy un tipo autodidacta. Sigo, sigo hasta que lo logro. Aquí fue igual. Yo llegué no sabiendo nada del área. Todo el mundo: “no se puede, no se puede”, “tú no sabes lo que estás haciendo”, bla, bla, bla. Y llevamos dos meses vendiendo zanahorias, brócoli, repollo”, dijo con orgullo como evidencia de su gran esfuerzo y el de su familia.

     

    En una isla tropical con las condiciones climáticas perfectas para una saludable producción agrícola, y con diez de los 11 tipos de suelo existentes en el mundo, se importa el 85% de lo que se consume. Y es una realidad que se manifestó durante el 2017 y principios del 2018. Cuando como consecuencia del paso del huracán María, la logística en puertos falló y vivimos escasez de muchos alimentos y productos de primera necesidad.

     

    Comer bien es un estilo de vida. No solo es bueno para nuestra economía, si no que también para nuestra salud.

     

    Disfruta de toda la producción de KyV del Caribe ordenándo sus productos aquí.

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