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    Marcos Rodríguez Rodríguez, dueño y fundador de Poskón, es uno de esos empresarios innatos e imparables, que parecen estar movidos por una fuerza mayor. Mientras nos cuenta la historia de su negocio —con todos sus reveses y transformaciones—, su energía y su sonrisa se mantienen tan explosivas como su popcorn.

    La empresa, ubicada en Bayamón, tiene ya seis años en el mercado. Marcos la inició con su primo Rafael Rodríguez como socio, y ahora la lleva con su esposa Valeria Calderón Enriquez como codueña. 

    Poskón: el nombre

    Algo que de inmediato llama la atención sobre este producto es su nombre. Probablemente todos leímos, releímos y hasta lo dijimos en voz alta, hasta reconocer una versión boricua de decir “popcorn”. 

    “Queríamos que fuera un nombre único. Que no fueran palabras comunes, pero con las que el mercado puertorriqueño pudiera identificarse. Le empezamos a decir de distintas formas hasta que salió Poskón. Nos encantó como se decía, como se escribía. Como se veía. Le vimos el potencial y nos decidimos por ese nombre”, nos cuenta Marcos.

    En el llamativo empaque destaca el también llamativo nombre: Poskón
    En el llamativo empaque destaca el también llamativo nombre: Poskón

    ¿Cómo comenzó todo? 

    El popcorn viene con la familia de Marcos: “Mis tíos son los importadores de la materia prima: popcorn, maíz y máquinas también. Siempre estuve con mi primo, mi primer socio, involucrado en el negocio de la familia. Cuando tenía 17 y mi socio 20, nos enviaron a unas convenciones de los manufactureros de las máquinas y ahí aprendimos a cómo hacer el popcorn”. 

    Más tarde, estando ya en la universidad, “me dieron ‘munchies’ de un popcorn  bien rico que había probado en Ohio y no había en ningún lado. Hablé con mi primo: ¿por qué no inventamos uno y lo tratamos de meter en todos los ‘vending machines’? Esa era la idea inicial, después nos dimos cuenta de que no era tan fácil”. 

    Pero se lanzaron: “Empezamos con mucho cumpleaños, quinceañeros, bodas. Luego participamos en Hit 3001, un programa de TV para incentivar empresas y uno competía por un premio. A raíz de ese programa, conseguimos el distribuidor. Ellos nos vieron, les gustó el producto, nos llamaron y ahí en el 2015 entonces todo se formalizó”. 

    Ya Marcos no padece ‘munchies’ de popcorn. Aquí las bolsas de poskón listas para ser envasadas.
    Ya Marcos no padece ‘munchies’ de popcorn. Aquí las bolsas de poskón listas para ser envasadas.

    Locales, máquinas y decisiones

    Empezaron en una oficina del negocio familiar con una máquina que era una fracción de la que tienen hoy; “parecía un juguete”, dice Marcos. Luego consiguieron un local cerca de la avenida Paz Granela, en donde estuvieron desde 2015 hasta el verano pasado. 

    Después del huracán María, su distribuidor inicial se fue a la quiebra. “Ahí nos dimos a la tarea de evaluar si cerrábamos, vendíamos, aguantábamos. Buscamos distribuidores, nos reunimos con par de gente y encontramos el distribuidor que tenemos ahora. Cuando cerramos con ellos, nos financiaron la máquina para poder dar abasto, y es el doble que la que teníamos antes”. 

    Marcos echa los ingredientes en la nueva gran máquina de popcorn.
    Marcos echa los ingredientes en la nueva gran máquina de popcorn.

    Marcos revuelve el popcorn.
    Marcos revuelve el popcorn.  

    La semilla del poskón

    En Poskón, “la semilla que usamos es ‘mushroom’. A la del cine se le llama ‘butterfly’, abre abierta. Esta abre en bolita, tipo hongo. La diferencia es que cuando se mezcla con el caramelo no se rompe tan fácil. La otra se rompe como si fuera un picadillo bien malo, que no es bueno. Nos diferenciamos de la competencia por eso”. 

    “Cuando se ‘poppea’, hay una rejilla, que es una manera de controlar la calidad de producto final, para asegurar que todos cumplan con un cierto tamaño. Separa el ‘popcorn’ muy pequeño y la pajilla, y asegura la calidad del producto final”. 

    La semilla ‘mushroom’ que usa Poskón crea un popcorn regordete.
    La semilla ‘mushroom’ que usa Poskón crea un popcorn regordete. 

    ¿Y los sabores?  

    “Los sabores sí son pensados. Si buscas la competencia, tienen colores, pero no sabores. Nos queremos diferenciar por eso, que tuviera sabor. El de café lo hicimos porque aquí casi todo el mundo es cafetero y le vimos el potencial. Ha sido bien aceptado”. 

    “La misión con los sabores es hacerlos lo más naturales posible: el café lo colamos, es fresco de Adjuntas molido. El cacao también es natural, se le echa miel natural. Nuestro aceite es de coco; todo es non-GMO: aceite y semillas. Sí hay unos aditivos que se le añaden para que no se pegue después de caramelizarlo”. 

    El sabor de “caramelo salao” es uno de los más populares en Poskón.
    El sabor de “caramelo salao” es uno de los más populares en Poskón.

    Su inspiración

    A Marcos lo emociona crear y no es tímido en expresar su ambición: “Creamos una marca, que la gente se identifica con ella, es netamente puertorriqueña. Nuestra motivación es ser la opción #1 cuando piensen en comer popcorn. Poco a poco lo hemos logrado, todavía nos falta, pero eso es lo que nos motiva”. 

    Mirando hacia el futuro, dice Marcos: “Queremos que la gente experimente sabores nuevos dentro de lo que es el popcorn y que se atrevan a probar las diferentes variedades, y más si son locales”. ¡Quedamos todos atentos a lo próximo de Poskón!

    Con Marcos al mando,  no hay duda de que seguirá ‘poppeando’ Poskón.
    Con Marcos al mando,  no hay duda de que seguirá ‘poppeando’ Poskón.

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